En el verano de 2020, recién salidos del confinamiento, entre el miedo y el desconcierto, tuvimos que reinventarnos para poder sacar a la chavalería a las calles, al mundo, al campo... Como caído del cielo, nuestra querida Pili nos ofreció (o se lo robamos...) un antiguo huerto de 350 m2 a nuestra disposición para poder realizar las actividades en un espacio seguro y al aire libre.
Cierto que siempre soñamos con hacer algo en ese espacio, y la pandemia, nos empujó para hacer este sueño realidad.
El huerto llevaba muchos años abandonado, y el tiempo corría en nuestra contra. Pedimos ayuda a las familias y chiquillería para, en un tiempo récord, limpiar el espacio. Fueron 4 remolques los que de allí salieron en una primera limpia.
Familias contribuyeron con su trabajo, otras personas del pueblo aportaron material para la obra, otras aportaron sus conocimientos. Allí que nos vimos haciendo tareas de albañilería para construir un cuarto de baño de la nada. Y llegaron las colonias y estrenamos este espacio llamado Chipi Chape....
Este espacio es un lugar de juego, de creación, de contacto con la naturaleza, con un espacio de huerto, lugar de aventuras, de buscar lombrices y correr, jugar, volar, saltar...
Es un espacio en construcción continua, donde cada año creamos nuevos juegos, inventamos accesorios, diseñamos columpios, soñamos casas en los árboles... Ver a la chavalería entrar al espacio es increíble y mágico.